jueves, 28 de agosto de 2008

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Ella comenzó a reirse a pierna suelta y me dijo:

-Enamorado de mí, niño que me meo de la risa, tú lo qué estás es loco por llevarme a la cama. Tú te enamorarás de una niña de tu edad tonto... -No, se lo juro, estoy loco por usted...

En ese momento yo creo que ya había empezado a pasarse por la mente de Teresa lo que yo estaba esperando.

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De nuevo creía morirme de vergüenza, aunque en esta ocasión, y quizás por la confianza que me había trasmitido en la cocina, si pude contestarle:

-Se lo digo porque usted me gusta mucho y me he enamorado de usted... ahora lo recuerdo y me parto de la risa, ¿cómo pudo salir esa frase de mi boca?

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Me dió un beso en la mejilla, volvió a coger el cubo y se dirigió hacia la puerta de la casa. Yo la seguí y cuando iba a abrir la puerta le dije:

-Teresa, es usted una mujer maravillosa... -¿Eso porqué me lo dices? - me contestó ella, ¿Es porqué no voy a decir nada? ¿o porqué tú me ves con muy buenos ojos?

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No insistí y me dirigí a la cocina. Para ese momento tenía una erección que me estallaba a través del corto pantalón de deporte. Mientras caía el agua en el cubo, empecé a tocarme en la soledad de la cocina, incluso llegué a sacarme la pija del pantalón y masturbarme como dos o tres segundos, pensando en la mujer que se encontraba en la entrada de mi casa. Ahora me río cuando digo la soledad de la cocina.

Cuando el cubo se llenó de agua y lo retiré del lavabo, ví que Teresa estaba en la puerta de la cocina. Me quise morir. Qué verguenza más grande. ¿Me habría visto? ¿Se lo diría a mis padres? Todo el nerviosismo de un principio se multiplicó por mil. No sabía qué decir. No sabía que hacer.

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Le dije que enseguida le llenaría el cubo con agua, pero esta vez la invité a pasar a la entradita de la casa. Como queriendola seducir, esta vez fui más amable. Pasó y cerré la puerta. También me encontraba sólo en casa.

-¿Quiere usted tomar algo mientras lleno el cubo? -No hombre, si eso es solo un momento, y tengo cosas que hacer...

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A la semana siguiente, el martes concretamente, que era el día en que le tocaba venir a hacer su trabajo, volvío a ocurrir lo mismo. Yo la había estado esperando toda la mañana y cuando sonó el timbre me puse hasta un poco nervioso (qué ingenuo es uno con esa edad). Fui a abrir la puerta.

-Hola jovencito, ¿me puedes dar agua?...

Esta vez creo que la recorrí con la mirada de arriba a abajo, especialmente parandome en sus senos. ¡Qué buena estaba! En esta ocasión no necesité que se agachara para ver su escote, allí mismo de pie ante mí, ya me puse a cien, pensando en lo que un inexperto como yo podría aprender de esta hermosa mujer.

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Hasta entonces, como decía, no había pasado nada por mi cabeza. Pero fue en el momento de que ella se agachará levemente para coger el cubo cuando advertí por su escote los dos grandes senos que debía esconder aquella mujer bajo aquel vestido. En un momento creo que llegue a tener la mayor erección de mi corta vida.

-Bueno, gracias ¿Y tu madre no está? -No, debe de estar comprando. -Pues nada, gracias y hasta luego.

Cerré la puerta y lo primero que hice fue irme al baño y masturbarme pensando en aquella mujer, que hasta ahora nunca había aparecido en mis sueños. A partir de ese momento no lograba quitarme de la cabeza el escote de esta mujer. Era todo el santo día pensando en ella. Pero claro nunca podía imaginar lo que ocurriría en un futuro.

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-Hola buenos días, podrías llenarme el cubo con agua.

Como ya comenté antes, vivía en la primera planta, y en cada planta había dos viviendas. Esta señora tenía por costumbre pedir el agua a mis vecinos de enfrente, pero este mes de julio estaban de vacaciones en otra ciudad, y logicamente no había nadie en esa casa. De ahí que Teresa fuera a mi casa a solicitar que le llenaran el cubo con agua para su tarea.

Nunca me había fijado en esa mujer como marco de mis fantasías, y la verdad era que en aquel momento tampoco me pasó por la imaginación nada que me hiciera pensar en un ratito con Teresa. Sin ningún comentario más, cogí el cubo y a los dos minutos me encontraba de nuevo en la puerta con el agua en su interior.

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Bueno, sin más preámbulos vayamos al grano.

Era un día super caluroso del mes de Julio (yo soy del sur de España, no voy a dar más datos, porque nunca se sabe...). Soy hijo único y vivía en casa de mis padres en un bloque de pisos de cuatro plantas, y nosotros teníamos nuestra casa en la primera planta de ese edificio. Eran las once de la mañana, estaba recién levantado, y era fecha de vacaciones. Me encontraba solo en casa, mi padre estaba trabajando y mi madre estaría en el mercado haciendo la compra del día.

Yo andaba por casa con un pantalón corto de deportes y unas playeras. Esa era toda mi vestimenta. Sonó el timbre de la puerta y me dirigí a abrir. Era Teresa, la señora que venía todas las semanas a limpiar el portal y las escaleras del bloque. (Mujer de 58 años, morena con el pelo recogido, no era una belleza de cara, pero su bien hacer en el maquillaje la hacía resaltar mucho, algo gordita y con dos magnificas tetas. Más tarde supe que era viuda desde hacía nueve años).

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Antes de nada quiero decir que lo que voy a contar es 100% verídico, no es nada de fantasía como he advertido en muchos relatos aquí publicados.

Por aquel tiempo empezaba a iniciarme en el sexo con las clásicas masturbaciones de adolescente siempre pensando en mujeres mucho mayor que yo.Y digo esto, porque en mis fantasías eróticas siempre aparecíam mujeres maduras, sobre todo conocidas mías (vecinas, tías, etc...) y con una característica común: algo rellenitas y de grandes senos. Había días que estaba como loco buscando el momento idóneo de quedarme sólo para poder satisfacer mi instinto sexual.

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En la actualidad tengo treinta y cinco años, estoy casado y tengo un hijo de siete. Lo que voy a relatar me sucedió cuando estaba en mi adolescencia y contaba con 18 años.

Hace algún tiempo que vengo leyendo los relatos que aquí se publican y eso me ha animado a contar mi experiencia, ya que lo sucedido en el verano de 1990, me marcó para toda la vida.

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Sus movimientos eran distintos a cualquier otra mujer, se acomodaba, yo era su instrumento, era lo mejor, sentir lo suave de su vagina aprisionando mi pene ella pellizcaba mis pezones Yo me sentía en la gloria cogiéndome a una mujer madura casada y además madre de mi amigo, así cogimos unos minutos hasta que sentí que ya no podía, tuve un orgasmo totalmente placentero, de los mejores, me vine dentro de su vagina, ella quedó tendida sobre mí, sentía sus tetas contra mi torso los dos sudábamos, su piel era suave y húmeda. Nos besamos, se deslizó y llegó a mi verga, empezó a chuparla, pasaba su lengua por la cabeza se sentía raro pues aún estaba sensible por la cogida que dimos, volví a tener erección, lamía mis huevos, me llenaba de su saliva succionaba mi pene, eso se sentía muy bien, me descargué en su boca, Martha sí que sabía coger.

Desde entonces nos vemos algunas veces cuando su casa está vacía o vamos a un hotel aunque no se deja tomar fotos, trato de convencerla y también quiero hacer un trío. Después contaré más encuentros con Martha como cuando estrené su ano. Las maduras son lo mejor para coger.

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Empecé a besar su ingle muy suavemente, sentía su respiración aumentar y sentía como tenía espasmos, recorrí su ingle con mi lengua, ya no podía esperar su olor me prendió más empecé a lamer sus labios, estaba mojada, empezó a jadear más yo chupaba su clítoris cuando cerró sus piernas fuerte quedando yo con la lengua en su vagina, en verdad lo estaba disfrutando, lo hice más fuerte chupé su clítoris ella gritaba y no dejaba de moverse, fue cuando descargó sus jugos yo los bebí, era delicioso sentir su vagina abrirse.

Ella quedó tendida con la mirada casi perdida y aún retorciéndose en el sofá, cuando terminó se puso a llorar, yo me pegué de nuevo a su vagina, la acomodé y la empecé a penetrar fue riquísimo, su vagina estaba totalmente tibia y lubricada, empecé despacio para disfrutarla completa, es pues aumenté el ritmo, ella se separó, y nos acomodamos en la alfombra, ella sobre mí se clavó mi verga, empezó a saltar, yo sentía que me venía pero pude aguantar para no quedar como un niño precoz que sólo sabe mamar.

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La cargué y la llevé hasta el sofá donde le quité el bra, sus tetas estaban riquísimas, las lamía y succionaba sus pezones. Bajé hasta su falda y se la quité (quería verla totalmente desnuda)traía puesta una pantaleta como de bikini, la puse de pie y la bajé despacito, pude ver sus piernas perfectamente torneadas que terminaban en esa hermosa unión con su pubis, me acerqué a su pubis lleno de vellitos cortitos para poder percibir su olor, estaba ya lubricando, le di vuelta y no tardé en empezar a acariciar esas nalgas tan deliciosas, las besé y las abrí para poder ver la entrada de ese culo que me ponía loco.

La hice que se sentara y despacio le separé las piernas, despacio me acerque desde sus rodillas besando sus muslos suaves hasta casi llegar a su vagina cuando se separó y me dijo – Es que nunca me han hecho eso- Yo no lo podía creer, nunca le habían hecho sexo oral, eso me calentó como loco y le dije, -Sólo relájate y siente…

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Hubo un silencio muy incómodo y me disculpé perdón, no te quise incomodar. Ella dijo – ¿crees que aún soy bella? -Claro, tienes un cuerpo delicioso, yo estaría feliz de tenerlo, pero… -¿Pero qué?- me dijo tomando mi mano y yo lo sentí como una invitación la verdad no podía esperar másSin pensarlo le di un beso, yo no lo podía creer aunque me sentía con el control, al principio no sabía muy bien qué hacer.

Empecé a besar su cuello muy despacio, ella respondía y se estiraba, me acariciaba –Esto es lo que tantas ganas tenía de hacerte mi amor- le dije y esto la prendió, me acariciaba con mayor fuerza y yo a ella bajé despacio a sus senos y desabroché su blusa, su olor era riquísimo, acariciaba sus piernas ya por debajo de su falda mientras trataba de quitarle el bra.

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Muy apenada me dijo que necesitaba dinero, estaba muy apenada y me pidió ayuda, yo te dije que no tenía de que apenarse y le dije que iría a su casa a dejárselo, salí inmediatamente al llegar a su casa me invitó a pasar, llevaba puesta una falda un poco corta que dejaba ver sus lindas piernas. Tomamos un café, estaba muy apenada, me dijo que me pagaría la próxima semana, le dije que no importaba, me empezó a contar que tenía broncas de dinero y cosas así, yo ya estaba medio aburrido y me quería ir, me contó que su esposo no llegaba en 4 días y que desde hace mucho las cosas iban mal, empezó a llorar y le decía que ya estaba vieja y por eso no la quería, me acerqué a ella y la abracé, decidido a ver qué pasaba le dije:

-Martha eso no es cierto, estás hermosa, tienes un cuerpo que muchas chavitas quisieran y que muchos hombres también quisiéramos.

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La empecé a bombear cada vez más rápido y ella se ayudaba sobándose el clítoris como loca hasta que los dos acabamos, y quedamos tendidos en la cama.

Ya eran como las 9:00 pm y le dije que me tenía que ir entonces me dijo que me la iba a limpiar, se agachó y me la dejó limpia como nueva y me dijo:

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Ella mide como 1.60 m. y como antes, noté que seguía vistiendo sus pantalones pegados que dejaban ver sus piernas que se marcaban de forma deliciosa, también se veían sus nalgas redonditas, tiene un culito paradito en el que se marcaba una tanguita de forma espectacular que es difícil de ignorar, traía una playera amarrada como ombliguera su abdomen no esta mal, sus senos de buen tamaño, dan ganas de tocarlos, en verdad está buenísima. Aunque tenía años de no verla, me puso como loco lo linda que sigue, es una mujer madura digna de una buena fantasía.

Nos saludamos, no pude evitar el abrazo y sentir su cuerpecito contra el mío, estuvimos platicando un poco y me dijo que pasara por su casa para saludar a Roberto. Varios días pase a cargar gasolina y platicábamos un poco y me recordaba que pasara a su casa hasta que un día temprano iba circulando y la vi pasar caminando, el día estaba nublado y estaba lloviznando y me ofrecí a llevarla estuvimos platicando un poco, me contó que Roberto ya se había ido de la casa, que estaba en mala situación económica y cosas así, además de que tenía problemas con su esposo. Le di mi número de teléfono por si necesitaba algo. Una semana después me llamó: -Hola Andrés, me da muchísima pena. Estoy en muchos apuros, me da muchísima pena

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Hola a los que leen esta página con frecuencia como yo. Este es mi primer relato. Soy un chico de 20 años de México, soy bisexual, me encantan las mujeres maduras y las de mi edad, y los hombres los prefiero maduros aunque no me la paso teniendo sexo.

Hace unos meses pasó lo que les voy a contar. Iba a cargar gasolina cuando al llegar a la gasolinería vi que la mujer que me atendió era Martha, la madre de Roberto un viejo amigo de la infancia. Ella me vio crecer pues Roberto y yo éramos compañeros de primaria y secundaria. Desde pequeño me daba cuenta que Martha era muy guapa, todos en la secundaria lo decían en esos tiempos y ahora me daba cuenta que eso no había cambiado.

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Yo ni lento ni perezoso la hice subirse a mí y sentí como un horno entre mis piernas al ella ponerse justo encima en la entrada de su coño, muy despacio empezó a metérsela y yo sentía lo mojada que estaba y ella gemía muy profundo hasta que estuvo toda adentro y empezó a follarme como una loca sin parar, mis manos agarradas de sus nalgas que estaban durísimas y al mismo tiempo chupaba sus pechos al compás del sube y baja, en eso se corrió como una mujer que lleva rato sin hacerlo y yo lo que hice fue ponerla boca abajo y ver ese culo precioso lleno de carne y me le monté por detrás, ella acostada y yo por su coño entrando y saliendo como un desquiciado sin parar hasta que al fin me llegó el turno a mí y acabé de una forma que ni en mis mejores pajas ,la llené de mi semen y ella quería más pero ya no pude, me recosté a su lado y descansamos un rato.

Ella empezó a mamármela de nuevo y se me puso tiesa enseguida me le subí y puse sus piernas en mis hombros y la penetré despacio para volver a sentir ese calor que tenía dentro.